Cuando descubrí que me apasionaban las historias que escuchaba, de la cálida voz de mi abuela Nelly, supe que el arte de combinar las palabras me acompañarían el resto de mi vida. Como ya les conté alguna vez que, a los seis años, ella me llevó a un estudio de danza clásica y española
En la escuela primaria, al ir descubriendo letras y palabras, fui tomando especial interés, en aquellas materias donde podía deslizar libremente, mi lapicera de pluma roja 303 sobre las rayas finas del cuaderno Rivadavia.
En la vereda de aquella casa alquilada de Campana y el Pasaje Julio S. Dantas, en el barrio de Villa del Parque, pasé mi infancia y adolescencia junto con mis amigas. A dos de ellas nunca las perdí de vista y con las otras, bueno, con las otras, la vida nos hizo tomar rumbos diferentes pero la tecnología, nuevamente nos reunió.
Recuerdo, el primer libro que llegó a mis manos, me lo prestó un vecino de la cuadra, era "El Puente hacia el Infinito, de Richard Bach", su tapa me deslumbró, pero a penas tenía doce años, y no pude, en ese momento comprender su contenido.
La escuela por un lado y, la biblioteca del barrio, sobre la avenida Álvarez Jonte, con su crujiente escalera de madera empinada, fueron quienes me ofrecieron la posibilidad de leer libros maravillosos, que incrementaban mi deseo de escribir, de soñar y de viajar a través del tiempo. Ellos me regalaban la ilusión del reencuentro con las personas que se quedaban atrás en el camino, mi papá primero, mi abuelo Francisco después y, también mi contadora de historias, mi abuela Nelly...
"Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias." Eduardo Galeano.
Coincido con el escritor uruguayo, al decir que los seres humanos estamos hechos de historias, cada uno de nosotros somos ese conjunto de relatos enlazados, diferentes, divertidos y tristes. Las historias, las forman las decisiones que tomamos en la vida, como aquella colección de libros tan conocida en las décadas del ochenta y noventa, "Elige tu propia aventura", donde el lector se sumerge como protagonista y va tomando caminos diferentes que lo llevan a un final deseado o no, como ocurre en la vida real, y de esos estamos constituidos. Esta colección la fui leyendo en la escuela y también de los préstamos de la biblioteca. A veces, para mi cumpleaños recibía uno de regalo y era la joya más preciada.
Bailaba y escribía, esos eran mis sueños, nací el 10 de octubre y el destino quiso que fuera una soñadora empedernida, contadora de historias, como mi abuela, luchadora y paciente como mi mamá, amiguera y perseverante como mi papá y testaruda como mi abuelo.
Los espero para seguir contando historias, en este sitio o en las redes sociales donde siermpre ando vagabundeando en busca de relatos increíbles.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario