Cuando tomé la decisión de que quería dedicarme a ser escritora, en la primera persona que pensé fue en la gran Hebe Uhart. Sus libros habían sido grandes compañeros de viaje. el primero que llegó a mis manos, fue por accidente. Yo trabajaba en una compañía de seguros y alguien se olvidó sobre mi escritorio "La luz de un nuevo día", un libro de cuentos que me entretuvo camino a la facultad.
Lo curioso de este hermoso libro de cuentos, que encontré por azar, fue que desapareció de la misma forma en que llegó. "La luz de un nuevo día" fue el único libro que perdí en mi vida. No recuerdo bien dónde ni cómo, pero nunca pude encontrarlo. Quizá fue en alguna de mis mudanzas, río arriba, río abajo.
Después de algún tiempo, en la Feria del Libro de Buenos Aires, me compré "El budín esponjoso". El nombre por sí solo promete. Este libro, que también es de cuentos, tiene un texto que es el responsable que dió nombre al libro.
"La torta Paradiso era tan esponjosa como nunca volví a comer nada igual; no es que se deshiciera en la boca; apenas se masticaba suavemente y uno sentía que todos los procesos de masticación, deglución, etc., eran perfectos. Además no era como las galletitas, que son para comer cuando uno está aburrido; era para pensar en la torta Paradiso alguna tarde y comerla, alguna tarde de lindos pensamientos. Cuando vi la receta "Budín esponjoso", dije: Con esto, voy a hacer una cosa semejante. Le pedí a mi mamá que me dejara usar la cocina económica para hacerla.
—Ni en sueños —me dijo."
"La torta Paradiso era tan esponjosa como nunca volví a comer nada igual; no es que se deshiciera en la boca; apenas se masticaba suavemente y uno sentía que todos los procesos de masticación, deglución, etc., eran perfectos. Además no era como las galletitas, que son para comer cuando uno está aburrido; era para pensar en la torta Paradiso alguna tarde y comerla, alguna tarde de lindos pensamientos. Cuando vi la receta "Budín esponjoso", dije: Con esto, voy a hacer una cosa semejante. Le pedí a mi mamá que me dejara usar la cocina económica para hacerla.
—Ni en sueños —me dijo."
Las crónicas de Hebe son magníficas. Estoy releyendo "Visto y Oído", y siempre le descubro partes increíbles, me río en lugares que en la lectura anterior no me reía. Disfruto sus viajes en micro, tren o auto. Sus paseos por los pueblos serranos o por Buenos Aires. El camping con alumnos y las charlas con los personajes más experimentados del pueblo.
Dos de mis libros de cabecera que vuelvo a consultar cada tanto, son los que escribió Liliana Villanueva, que es una escritora que estuvo en sus talleres y que transmitió en sus obras, muy claramente, los conocimientos de Hebe.
Estos libros, forrados con papel transparente para no ajar sus tapas (es una manía que tengo desde muy chica), están intervenidos por mí, en lápiz con rayas y flechas para recordar los conceptos importantes.
Yo aconsejo a quién desee empezar con esta hermosa profesión de escritora que tenga a mano alguno de ellos. Es un material valioso que se puede usar en cualquier momento del proceso creativo. Tanto Tanto "Maestros de la escritura" o "Las clases de Hebe Uhart" son verdaderos manuales de escritura.
Hebe dejó este barrio el 11 de octubre pero nos regaló una ventena de libros extraordinarios.
Gracias #HebeUhart por tanto talento.
Los espero en la próxima publicación para seguir compartiendo literatura.