Yo no creo que me esté volviendo mas vieja, yo creo que me estoy volviendo mas crítica, mas observadora de la realidad, de lo cotidiano. Además, quien dijo que hay que ser viejo para volverse resongón, hay jóvenes protestando por todo y hay viejos divinos que siguen regalándonos su sonrisa día a día.
Estoy en contra de las malditas mochilas. Cada mañana es una verdadera aventura interespacial viajar en el transporte público argentino, o al menos el de Buenos Aires, con choferes de colectivos alterados y mala onda por los cuatro imbéciles que siempre están dispuestos a joderte el día o simplemente por ellos mismo. Bastante difícil es conseguir viajar en un colectivo, bus, bondi o como quieran llamarlo, que esté vacío o que tenga al menos espacio para poder subir, y como nunca faltan los idiotas que se quedan adelante, todos apiñados, pegados al caño que sostiene la máquina expendedora de boletos, a la que se agregó un nuevo integrante a esta maravillosa familia, la maquinita para tarjeta, que algunos la tienen adelante y otros junto a la de monedas. Yo creo que todos quieren estar en "Bailando por un sueño", sino que sentido tendría quedarse agarrados al caño de la máquina, tambaleándose de un lado al otro sin dejar pasar a nadie. Y por si fuera poco a éstos particulares y bonitos individuos se les agrega los "peques con sus mochilas satelitales", de volúmenes XXL. Yo pienso que llevan la "fucking" biblioteca nacional entera; cuando los veo me pregunto si usarán ese material todos los santos días, para que tantos elementos si bajan todo de internet. Se plantan como un Puma, a punto de ser tacleado por uno de los All Black, tienen los sentidos bloqueados ante la palabra PERMISO, no te escuchan o en realidad se hacen los que no te escuchan porque son tan imbéciles que creen hacerse los rebeldes de la sociedad, es como si te dijeran: _Viste que malo que soy, no te dejo pasar porque soy un jóven rebelde. A lo que yo les contestaría: _Vos no me dejás pasar porque la playstation te comió las pocas neuronas que trajiste de fábrica, y además para tu nulo conocimiento las células cerebrales no se reproducen, Subnormal!!!!! (diria un amigo valenciano).
Nací un 10 de octubre. Tengo un alma inquieta, soy una soñadora empedernida, romántica pero también rockera. Estudié Relaciones Públicas pero siempre supe que mi sueño era ser escritora. Me formé en Escritura Narrativa durante tres años en Casa de Letras. También estudié Periodismo y Producción de Radio en Eter Escuela de Comunicación, Redacción Periodística y Taller de Locución. Publiqué mi primera novela llamada Ventanales.
viernes, 23 de septiembre de 2011
sábado, 17 de septiembre de 2011
Las cosas que odio!
Nunca voy a entender porque los hombres cuando se sacan las medias siempre las dejan del revés, las dejan como un bollo, quedan duras en el tacho, casi te diria que parece un trapo retorcido. Ni te cuento las de fútbol que traen unas bolitas de goma negra que según ellos, es de la alfombra sintética de la cancha. Llenan todo el piso del baño con ese horrible invasor que no te lo levanta ni la aspiradora manual.
El tiempo que te hace perder cuando sacás las medias de la calesita donde las colgaste para que se sequen y tenés que despegarlas y darlas vueltas. Pero lo peor no son las medias, me acuerdo la época que éramos seis en casa, pobre madre lavando no solo medias sino los pañuelos de tela, esos cuadrados bien grande para los hombres, y los chiquitos para las mujeres, eran bordados, en casa recuerdo que había decenas en cada cajón, incluso las mujeres tenían sus pañuelos con la inicial bordada, todo un detalle rococó. Era un problema lavarlos, porque no existía aun el lavarropa automático, había que enjuagar todo a mano, y eran tantos los pañuelos que se hacía un lavado exclusivo para ellos. Qué horror! pobres mujeres, un mundo impensable sin lavarropa automático y sin microndas...
lunes, 5 de septiembre de 2011
Redes Sociales
Yo no estoy en contra de los avances tecnológicos, usados de forma correcta son grandes aliados para estar informados y actualizados, agilizan el trabajo, la búsqueda de contenidos. Yo estoy en contra de los extremos, de irse para un lado o para otro. No entiendo a la gente que sigue por twitter la vida de una celebridad o no (en la mayoria de los casos), de un jugador de fútbol, una cantante, un actor. Que me importa saber a que hora se levanta tal o cual, si se compró un perrito, si fue a comer caracoles a la costa mediterránea, cuando tengo alguno de mis afectos verdaderos consumidos por la depresión y la frustación. Como puedo robarle tiempo a una amiga que lo necesita para "seguir" la vida de alguien que ni siquiera conozco personalmente. Tan poco interesante puede ser nuestras vidas, las de simples mortales, que necesito vivir la vida de otro.
Tampoco entiendo a las personalidades que se quejan de no tener una vida privada, cuando son ellos mismos los que abren la puerta de su vida, los que nos muestran sus vacaciones, sus preferencias, su desayuno. Nadie entra en la vida de otro sin que se lo permitan. Acepto el medio como forma de publicar o promocionar una película, un cd, el trabajo de cualquier persona. El comentario de un deportista al finalizar un partido, seguramente dirán cosas mas interesantes que las que puedan preguntarle en una conferencia de prensa. Para mi el exponer la vida de uno en la red social, es como si pensáramos que una vida entre miles de millones fuese insignificante y necesitariamos testigos que nos vieran todo el tiempo, un gran reality show, es como decir: "Tu vida no pasará desapercibida porque yo seré tu testigo".
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