VENTANALES
Por Karina Almada
CAPÍTULO I
"El aroma que desprendía la máquina de café despertaba los sentidos: la pastelería recién horneada, los panes humeantes y el tomate rallado con aceite de oliva perfumaban el lugar. Era el comienzo de la jornada y, poco a poco, iba organizándose la cafetería.
Noelia, la morena argentina de facciones gitanas, así la describían algunos españoles, llegó a la cafetería de la Ciudad Deportiva Joan Gamper desde Terrassa, donde vivía. Debía tomar el tren de Renfe hasta la estación de Barcelona, luego el subte de la línea cinco hasta Cornellá y, por último, el colectivo cuatro. Una hora le llevaba el trayecto, pero a ella no le resultaba pesado porque estaba acostumbrada a las distancias en su Buenos Aires natal y, además, usaba ese tiempo para maquillarse y estudiar catalán..."
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